Construidos en lugares clave de la Segunda Guerra Mundial, tales como campos de concentración o batallas importantes, estos edificios y esculturas futuristas tenían también como objetivo crear la impresión de que la maquinaria socialista seguía adelante y llegaría a todos los rincones del mundo.
Fueron mandados construir entre los 60 y 70 por Josip Broz Tito y se encargaron de su diseño arquitectos como Bodgan Bodganovic, Gradimir Medakovic y los escultures Dušan Džamonja, Vojin Bakić, Miodrag Živković, Jordan y Iskra Grabul.
Durante los 80 estos edificios fueron un gran foco turístico de las zonas en las que estaban construidos, pero fueron abandonados en los 90 debido a la disolución del estado Yugoslavo y a la falta de interés de los estados resultantes de esa separación por conservarlos.