Ya han pasado unos cuantos años desde los accidentes de Fukushima y Chernobyl, pero los daños causados están muy lejos de haberse disipado. No deja de ser curioso como algo invisible a nuestros ojos puede cambiar y acabar con toda vida a su paso.
Para mostrarnos el peligro invisible que aun acecha en estos lugares, el fotógrafo Greg McNevin junto a Greenpeace fotografío lugares afectados por la radiación con la técnica “light painting” y un sistema de LEDs conectado a un medidor Geiger; en donde la luz blanca representa radiación tolerable, la amarilla que la radiación es perjudicial y la roja que hay que evacuar inmediatamente.
Como veis, es inquietante contemplar los peligros invisibles que acechan más allá de nuestro espectro.
Qué gran proyecto, gracias por compartirlo. Sin duda, una de las grandes catástrofes de nuestro tiempo…